Según la Real Academia Española (RAE), el verbo descubrir tiene múltiples significados que van desde lo tangible hasta lo profundo:
1️⃣ Destapar lo que está cubierto: quitar aquello que impide ver algo para dejarlo a la vista.
2️⃣ Encontrar algo desconocido: hallar algo que no se conocía previamente.
3️⃣ Conocer algo ignorado: llegar al entendimiento de algo que no se sabía.
4️⃣ Revelar algo oculto: hacer público aquello que se mantenía en secreto.
5️⃣ Quitarse algo que cubre: dejar una parte del cuerpo o de uno mismo al descubierto.
Cuando este verbo lo aplicamos a nosotras mismas, descubrir se transforma. Se convierte en un acto de revelación interna, en el proceso de conectar con lo más profundo de nuestro ser y entender quiénes somos realmente.
El miedo a descubrirse A lo largo de mis seis años acompañando a personas en procesos de transformación, descubrí algo muy interesante: muchas veces, lo que nos frena no es el desconocimiento, sino el miedo.
Ese miedo, que a veces ni reconocemos, se disfraza de excusas. Tememos encontrarnos con verdades incómodas, con aspectos de nosotras mismas que no nos gustan. Pero lo que pocas veces nos detenemos a pensar es que ese mismo miedo también nos impide descubrir lo maravilloso y extraordinario que hay en nosotras.
Mi historia con el descubrimiento ¿Alguna vez te sentiste en piloto automático, viviendo días que se parecen entre sí, sin saber realmente quién sos o qué querés aportar al mundo? Yo también.
Durante años, creí que mi identidad era "solo" ser mamá, "solo" ser esposa, "solo" ser quien sostenía todo para los demás. Pero hubo un momento en el que empecé a preguntarme:
¿Quién soy realmente? ¿Qué tengo para dar?
Recuerdo una sesión con mi psicóloga que marcó un antes y un después. Le confesé: "Estoy confundida. Después de años comunicando desde un personaje, no sé cómo expresarme con autenticidad. No sé cómo transmitir todo lo que aprendí, todo lo que tengo para dar."
Y le dije: "Quiero comunicar con naturalidad, con cercanía. Quiero llevar deseo y pasión al corazón de las personas. Ese es mi aporte para el mundo."
Ella me miró y me dijo: "Bueno, qué exigente… 'el mundo' es mucho."
Le respondí: "Disculpame, pero no estoy de acuerdo. Para mí, el mundo es esto: sos vos escuchándome, es el chico que me ayuda a cargar la caja del súper, es el perro que me cruzo en la plaza, es mi vecina que me cuenta cómo está. El mundo es lo que nos pasa, lo que tocamos, lo que compartimos."
Ese día entendí que descubrirme no era algo que iba a resolver con una sola pregunta. Era, y sigue siendo, una exploración constante.
Ejercicios para descubrirte Si estás en el proceso de conocerte, te comparto algunos ejercicios que han sido transformadores para mí y para mis clientas:
1️⃣ Journaling: Escribir salva vidas. Sacá todo: miedos, logros, aprendizajes. Poner en palabras lo que sentís es un acto poderoso.
2️⃣ Identificá tus fortalezas: Preguntales a quienes te conocen bien: ¿En qué sienten que brillás? A veces, quienes nos rodean tienen una visión más clara de lo que podemos ver en nosotras mismas.
3️⃣ Definí tus valores: Tus valores son tu brújula. ¿Qué es lo más importante para vos? Esa claridad te ayuda a alinear tus decisiones con tu esencia.
4️⃣ Explorá tus pasiones: Preguntate qué te hace vibrar, qué disfrutás hacer. Esas pistas son clave para encontrar tu propósito.
5️⃣ Revisá tu historia: Mirá hacia atrás y observá los patrones de tu vida. Muchas veces, el pasado nos da las respuestas para construir el futuro.
El poder de elegir descubrirte:
En este artículo, vas a encontrar reflexiones de una transición constante. De una mujer curiosa que ama descubrir, porque es una disfrutona que le encanta vivir más y mejor.
Dale, no tengas miedo Soltar el miedo a descubrirte puede ser el paso más transformador que des en tu vida.
Con cariño y mucho amor.
Julieta.