Esta semana estuve reflexionando sobre tres temas fundamentales en el camino hacia el liderazgo personal: el miedo, la ocupación de estar sin avanzar, y la verdadera transformación. Quiero compartirte cómo cada uno de estos elementos ha moldeado mi viaje y cómo, enfrentándolos, llegué a ser la mujer que soy hoy.
El miedo como motor de crecimiento
Comencemos hablando del miedo. Esa sensación que te hace dudar, que te paraliza y te lleva a cuestionar si realmente podés dar el siguiente paso. Durante mucho tiempo, el miedo fue mi compañero incómodo, pero también fue mi aliado. Gracias a él, creé La Crochetera Hot, mi primer emprendimiento, y pasé de no tener ingresos a vender en USD. Fue ese miedo el que me empujó a actuar, y me mostró que el valor no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de actuar a pesar de él.
Lo que aprendí es que el miedo no es el enemigo. Es una señal de crecimiento, una invitación a salir de la zona de confort que, aunque la llamemos "confortable", rara vez tiene algo cómodo. Cada vez que sentís miedo, es porque estás a punto de hacer algo importante, algo que puede cambiarlo todo.
Estar ocupada no es lo mismo que avanzar ⏳
Luego de enfrentar el miedo, otro obstáculo se presentó: la ocupación sin avance. Durante años, viví ocupada. Estaba todo el tiempo corriendo de un lado para el otro, siendo mamá de tres hijos, gestionando un hogar y trabajando, pero sentía que no llegaba a ningún lado. La desorganización y el estrés eran parte de mi día a día. Parecía que hacía mil cosas, pero ninguna me acercaba realmente a lo que quería lograr.
Y un día me di cuenta de algo clave: estar ocupada no es sinónimo de ser productiva ni de estar avanzando. Me pregunté a mí misma: ¿A dónde estoy yendo? ¿Es este el lugar al que realmente quiero llegar? Y esas preguntas fueron el primer paso hacia el cambio. Aprendí que para avanzar se necesita claridad, organización y acción con intención.
La verdadera transformación empieza adentro
La verdadera transformación llegó cuando dejé de buscar respuestas afuera. Mirar hacia adentro fue desafiante, pero absolutamente necesario. Comprendí que no se trataba de cambiar quién era, sino de descubrir quién siempre había sido debajo de todo lo que creía que tenía que ser. De soltar expectativas y reconectar con mi esencia.
Transformarse no sucede de un día para el otro, es un proceso lleno de aprendizajes, caídas y momentos de claridad. Hubo veces en las que me sentí completamente perdida, sin rumbo, pero esos momentos fueron los que más me enseñaron. Hoy, mirando hacia atrás, agradezco cada paso del camino, porque cada desafío me llevó a convertirme en la mujer que soy.
¿Qué hay detrás de todo esto? Liderazgo personal
El miedo, la ocupación sin propósito y la transformación son etapas inevitables en el camino hacia liderarnos a nosotras mismas. Y liderarnos a nosotras mismas es el primer paso antes de poder liderar a otros.
El miedo nos enseña a ser valientes. La ocupación sin avance nos enseña la importancia de tener un propósito claro. Y la transformación nos invita a reconectar con nuestra verdadera esencia.
Hoy te invito a reflexionar sobre estos tres elementos:
Miedo: ¿Qué miedo estás dispuesta a enfrentar hoy?
Ocupación vs Avance: ¿Estás ocupada o realmente avanzando hacia donde querés estar?
Transformación: ¿Qué partes de vos misma estás lista para liberar y dejar brillar?
La transformación no es fácil, pero avanzar hacia lo que realmente querés es una sensación incomparable. Hoy, cada paso que doy tiene propósito, y esa sensación de estar estancada quedó en el pasado.
Mantra de regalo "Abrazo mi evolución con gratitud, permitiéndome crecer con libertad y disfrutando cada nuevo paso sin culpas ni ataduras."
Con cariño y gratitud, Julieta Campelli - Mentora y Coach Ontológico Profesional